Hola Pantus! Hoy volvemos a emprender un viaje fascinante de la mano de Laura. Una viajera empedernida que aprovecha cualquier ocasión para hacer las maletas y poner rumbo a la aventura! Hoy viajamos a Cabo Verde!
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Aproveché una semana de vacaciones que
me quedaba del año pasado para hacer una escapadita en febrero, buscando un
poco de relax y solecito.
Un sábado decidí que mi destino sería
Cabo Verde y el viernes siguiente aterrizaba en Praia, la capital de Ilha de Santiago, la isla más poblada del archipiélago
caboverdiano, con sólo 200.000 habitantes.
Aunque Santiago
es la más africana de todas las islas de Cabo Verde, enseguida comprobé que en
realidad es una curiosa mezcla de las culturas afro, latina y europea:
africana, por su ubicación frente a las costas senegalesas, latina, por su
influencia sobre Brasil como país exportador de esclavos durante siglos y
europea, ya que fue colonia portuguesa hasta 1975. El hecho de que la población
hable portugués o en su defecto kriolu, lengua autóctona similar al
portugués, facilita muchísimo la comunicación y te permite entablar
conversación con sus gentes, ya de por sí muy sociables.







En Santiago queda
claro que Cabo Verde es un país en vías de desarrollo, ya que cuenta con una
mínima infraestructura industrial, tecnológica e incluso, turística. ¡Ni
siquiera hay oficina de turismo en Praia! Como contrapartida, su encanto
consiste en disfrutar de una isla prácticamente virgen a ojos del turista. Es
fantástico recorrer su escarpada costa, visitar sus sencillos pueblos, hacer
trekking por las montañas del interior o disfrutar de sus playas, ya sean
volcánicas o caribeñas.
El mero hecho de
observar a los caboverdianos en sus tareas diarias mientras recorres la isla de
punta a punta es fascinante. Llama la atención cómo las mujeres transportan
todo tipo de objetos sobre sus cabezas ¡Menudo
equilibrio!
Visitar un
mercado es un verdadero espectáculo. Si África ya es todo color, imaginaos un
mercado de productos naturales!
Y del mercado a
la mesa. Tanto la cachupa, como el pez “serra” (espada), la lingüiça
o los feijões
están de muerte ¡Se come de vicio!
Cordero con patatas
Pez espada (serra) con patatas y cebolla
Pollo con patatas y frijoles (feijoada)
Dulce de leche
Cabo Verde es un
país fantástico, sencillo, tranquilo y además muy seguro. Cero problemas de
seguridad, aunque eso sí, los cortes de corriente son habituales. Y para acabar, un consejo: si visitas Cabo Verde, lleva calderilla. No hay cambio en ningún sitio.
Y con esta preciosa foto del atardecer caboverdiano donde parece que hasta se pueden oir las risas de la gente, ponemos punto final a este Pantu viajero!
Gracias Laura por hacernos viajar virtualmente una vez más!
Ya sabes tu próximo destino? ;)